Durante un tiempo se generó el debate de si el contenido generado en redes por usuarios podría competir con las superproducciones de Hollywood. Cerramos 2025 poniendo fin a este debate. Los datos de Nielsen y el comportamiento de las audiencias globales han dictado sentencia: YouTube no solo compite con la televisión; YouTube se ha convertido en la televisión.
Si 2024 fue el año en que YouTube asomó la cabeza en el televisor, 2025 ha sido el año de su ocupación total. Según los informes de The Gauge de Nielsen de este año:
- YouTube ha sido la plataforma más vista en televisión en EE. UU. durante todos los meses de 2025, alcanzando picos del 13.4% de cuota de pantalla en julio.
- Por primera vez en la historia, el televisor ha superado al móvil como el dispositivo principal por tiempo de visualización para YouTube en mercados clave.
- YouTube ahora atrae más audiencia en TV que Disney, NBCUniversal o Paramount. No es un "competidor del streaming"; es la infraestructura sobre la cual se consume video hoy.
Hoy los consumidores al encender su TV, no buscan canales, buscan relevancia. Quieren ver lo que les importa, sin estar limitados por el formato, el género o la duración.
YouTube es el "Nuevo Hollywood"
La gran diferencia de 2025 es que la calidad ya no es propiedad exclusiva de los estudios tradicionales. Los creadores han dejado de ser solo "youtubers" para convertirse en Micro-Estudios de Hollywood. Ya no se mide por el tamaño del set, sino por la capacidad de retención y la autenticidad. YouTube ha logrado lo que parecía imposible: democratizar la producción de alta gama.
Mientras un episodio de una serie de Marvel en Disney+ puede costar $25 millones y fracasar en audiencia, creadores como MrBeast invierten $2.5 - $5 millones por video con un éxito garantizado de cientos de millones de vistas.
El centro de la industria también se ha desplazado. Ya no está sólo en Los Ángeles, sino en lugares como Greenville o Barcelona. Cualquier sitio donde haya un creador con talento, visión y decisión puede convertirse en una capital cultural global, sin pasar por el filtro de un ejecutivo de estudio.
A diferencia de otras plataformas, donde el contenido es de consumo rápido y olvido inmediato, YouTube construye activos a largo plazo. Las tendencias no mueren en días, sino que viven durante meses. El espectador llega por Shorts, podcasts o incluso directos , pero se queda por la profundidad del ecosistema.
El impacto ya no es solo cultural, es económico. En 2025, el ecosistema creativo de YouTube aportó más de 55.000 millones de dólares al PIB de EE. UU. y generó cerca de 500.000 empleos a tiempo completo. No es una plataforma más: es la nueva industria del entretenimiento.
El salón como escenario principal
Ya lo mencionamos anteriormente, el cambio de paradigma ocurre cuando el televisor de la sala se convierte en el dispositivo de mayor crecimiento para la plataforma.
Esta libertad ha pulverizado los récords: cada día se consumen 1,000 millones de horas de YouTube en televisores. Pero lo más fascinante es la convivencia de formatos en la pantalla grande. El televisor ya no es solo para el cine, es el hogar de 1,900 millones de horas de Shorts al mes y el nuevo receptor de radio visual con 400 millones de horas de podcasts mensuales. Incluso la música ha regresado al salón, sumando 1,400 millones de horas de videos musicales en los últimos seis meses.
El factor humano: Los creadores son el nuevo Prime Time
El video ha transformado nuestra forma de interactuar con el mundo, y los creadores están en el epicentro de este cambio. Ya no son aficionados; son los arquitectos de la atención. Mientras el 60% del tiempo que pasamos en redes sociales es ahora consumo de video, la profundidad de esa conexión varía drásticamente según la plataforma.
A diferencia de la cultura efímera de TikTok, donde las tendencias mueren tan rápido como nacen, en YouTube la cultura respira y perdura. Es un ecosistema donde el contenido de calidad tiene piernas largas gracias, en gran medida, a los videos de larga duración. Este formato permite una conexión mucho más profunda que el scroll infinito de otras redes, creando un vínculo de lealtad que Hollywood envidia.
Esta lealtad es especialmente visible en la Generación Z. En EE. UU., el 83% de los jóvenes prefiere el contenido de sus creadores favoritos por encima de cualquier serie o película de gran estudio. Es más, si se les diera la oportunidad de conocer a una figura pública, los YouTubers son la opción #1 para la Gen Z, por encima de estrellas de cine o atletas de élite. Pero esta conexión ya no es solo cosa de jóvenes. En 2025, el 70% de la población mayor de 55 años también consume YouTube. Cada vez más espectadores senior encuentran en los creadores una cercanía, claridad y especialización que la televisión tradicional dejó de ofrecer hace años.
Este dominio no es solo un fenómeno estadounidense. En mercados como el español, el hábito está profundamente arraigado. Según datos de Comscore, los usuarios en España pasan una media de 58 minutos al día inmersos en el universo de YouTube. Es casi una hora diaria de atención plena que se ha prestado directamente a la televisión lineal y a las plataformas de streaming tradicionales (SVoD).
Si 2025 nos deja algo claro, es que YouTube ya no es solo una plataforma, es un reflejo de cómo queremos consumir, compartir y conectar. No importa la edad, la ubicación o el formato, la comunidad de YouTube ha construido un lenguaje universal que conecta desde los más jóvenes a los más mayores, ofreciendo la cercanía, claridad y autenticidad que la televisión lleva años perdiendo, y que quizás, nunca ofreció.
YouTube nos recuerda que la atención no se compra con presupuesto ni con sets super pro, se gana con creatividad, propósito y la capacidad de conectar con la vida real de las personas, y eso, en el mundo en que vivimos, ya es mucho.
En definitiva, YouTube no solo ha ganado la guerra por el mando a distancia, nos ha devuelto lo más valioso que puede ofrecer el entretenimiento moderno: la capacidad de reflejarnos, de hacernos sentir parte de algo más grande, de expresarnos, ser escuchados y de conectar.

